Norman Mailer John F. Kennedy

La campaña estadounidense de John F. Kennedy en 1960, entre bambalinas. Con una planta digna de un actor de Hollywood, un entusiasmo infinito y una presencia mediática hipnótica, John F. Kennedy estaba llamado a despertar la ilusión de los más de 70 millones de estadounidenses que aquella noche vieron el primer debate presidencial televisado. Unos días después de derrotar a Richard Nixon en las elecciones más reñidas de la historia, el propio Kennedy dijo: «Este vuelco inesperado se debe sobre todo a la televisión». Sin embargo, había alguien que discrepaba al respecto: el escritor Norman Mailer, quien se jactaba de que la apuesta por el nuevo candidato en su tratado «Superman va al supermercado» «había vuelto las tornas en favor de Kennedy». El artículo que la revista Esquire publicó unas semanas antes de las elecciones redefinió la crónica política y el propio periodismo mediante la voz en primera persona de Mailer, sincera e irreverente, que tildaba a Kennedy de «héroe existencial» capaz de despertar a la nación del sopor de la posguerra y del conformismo imperante durante el gobierno de Eisenhower. Tanto Kennedy como el nuevo periodismo habían hecho acto de presencia.